Para la lectura usamos el sentido de la vista que, generalmente, nos ayuda a estimular otros sentidos. Hay personas que por sus condiciones físicas o intelectuales no tienen acceso al placer de leer pero que necesitan y pueden estimular sus sentidos por otros medios.
Esta mañana, una compañera que sabe de mis batallitas, me ha hecho llegar una noticia sobre la apertura de una sala Snoezelen (la palabreja es una contracción de dos palabras neerlandesas que significan "impregnarse" y "soñar" - la lectura también lleva a eso-).
La verdad es que el asunto no tiene mucho que ver (off topic) con las Bibliotecas Escolares por más que intento relacionar una cosa con otra; pero sí tiene que ver algo con mi persona. Los seguidores de este blog sabéis que no suelo hablar de mi, pero esta vez haré una excepción.
Al leer la noticia he sentido la necesidad de felicitar a sus promotores y, de alguna manera, hace que me sienta congratulado al comprobar que hay más gente que ve en estas salas algo beneficioso y terapéutico. Me explico:
El curso 1998-1999, cuando formaba parte del equipo directivo de Colegio Público de Educación Especial Pintor Martín Sáez, de Laredo (Cantabria), tuve la ocasión de contribuir activamente, junto al que fuera director, José Gallo, y a un grupo de entusiastas maestras, en un proyecto de innovación educativa que nos llevó a la puesta en marcha de una de las primeras instalaciones snoezelen en un centro educativo público. Tras visitar a uno de los pioneros, el Centro Asistencial Nuestra Señora del Valle de la Bañeza (León) y contactar con la empresa especializada Handycat, aquélla sala snoezelen ("snuze") fue una realidad y uno de los mejores recursos para alumnos con necesidades educativas especiales, y sobre todo para los más gravemente afectados.
De 2001 a 2007 , ya en San Sebastián, cumplí destino en un centro específico de educación especial concertado (no sujeto al pago delegado) que atiende a alumnado con deficiencias motóricas graves y que percibía (y percibe) del concierto educativo (fondos públicos) más de 3.000.000 de euros por curso y donde, en vano y entre pasillos porque allí no había claustros, prediqué las bondades de este tipo de instalaciones. Por fin desde hoy, en Donostia-San Sebastián, muchas personas podrán beneficiarse de esta instalación de estimulación multisensorial aunque sea privada. ¡Enhorabuena!.Respecto de lo publicado, discrepo con D ª Maite Etxaniz cuando afirma «en Gipuzkoa estamos acostumbrados a que la iniciativa social ponga en marcha proyectos interesantes, que la administración, por su rigidez, no puede abordar tan rápido»; el problema se produce cuando lo público no es bien administrado por lo privado, aunque sea de iniciativa social; en esos casos, innovaciones como ésta ni se hacen... las prioridades son otras.
Artículo de prensa
Nota de prensa de AGAEB
Artículo Revista Centros Enero 2000