miércoles, 14 de octubre de 2009

Importancia de la lectura

Por qué es importante incentivar la lectura en los niños?
El ocio creativo fomenta su imaginación, enriquece el vocabulario y amplía la capacidad de concentración
Coger un libro y sentarse a leer. Un gesto sencillo y divertido, que, misteriosamente, cada vez va perdiendo más y más terreno entre los más pequeños de la casa frente al torbellino virtual de las videoconsolas, Internet o las películas en deuvedé. La lectura, ya sea de un clásico de Roald Dahl o del mágico mundo de JK Rowling y Harry Potter, es una puerta a la fantasía con infinitas ventajas para los niños. Sin embargo, si el hábito de leer no se fomenta desde bebés, los niños tienden a tener su primer contacto con la lectura en el cole, y es a partir de ese momento que los libros pasan de ser una diversión a una actividad escolar. Por este motivo, es una tarea fundamental de los padres potenciar la lectura en los más pequeños. El objetivo: que ellos mismos encuentren en los libros una alternativa de ocio a la que acudir por iniciativa propia. Las ventajas son infinitas: desde enriquecer su vocabulario con palabras más complejas de las que nosotros solemos utilizar con ellos en una conversación habitual, hasta ayudarles a ir conociendo intuitivamente las reglas en la construcción de frases y mejorar las faltas de ortografía, despertar su imaginación, o potenciar el nivel de concentración, la lectura aporta innumerables beneficios a su crecimiento y desarrollo personal, difíciles de encontrar en los videojuegos educativos. ¿Cómo lograrlo? La respuesta es sencilla: leyendo. El hábito de la lectura es tan natural como aprender a lavarse los dientes antes de ir a la cama o acudir solos al baño. Basta con conceder unos minutos cada día a los libros, para que el niño se acostumbre por sí solo a introducir pequeñas sesiones de lectura diarias en su rutina que, poco a poco, irán haciéndose más y más largas a medida que se deje llevar por los universos escondidos en los libros. Eso sí: el refuerzo de la lectura debe empezar desde la cuna, comenzando por los clásicos libros de tela ilustrados, que estimulan sus experiencias sensoriales a través de formas, colores y texturas, y siguiendo con las colecciones de libros específicos, destinadas a las distintas franjas de edad.

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